Herida del guerrero
Medidas:100x130 cms
Técnica: Mixta, acrílico sobre lienzo
$ 11,000 MXN
Acrílico y óleo sobre lienzo
El cuerpo erguido, firme, lleva consigo las cicatrices del combate. Entre negros y grises se alza la armadura, y el rojo sangra memoria, fuego, vulnerabilidad. El guerrero no es invencible: su fuerza está en mostrar la herida, en aceptar que incluso en el caos habita la verdad de lo humano.

En esta obra, el cuerpo masculino emerge como territorio de batalla: un guerrero que, aunque erguido, exhibe sus cicatrices como parte inseparable de su identidad. La silueta, marcada en grises y negros, refleja la dureza de la coraza que la cultura ha impuesto sobre el hombre: firmeza, silencio, control. Sin embargo, las rupturas en rojo desgarran esa superficie, recordando que incluso en el cuerpo más fuerte habita la vulnerabilidad.
El rojo es sangre, pero también es fuego; es herida, pero también energía vital. No es solo el rastro de un dolor físico, sino el testimonio de emociones que no pueden contenerse bajo la armadura. El guerrero aquí no es invencible: es humano, y su fuerza proviene de aceptar sus fracturas como parte esencial de su existencia.
“Herida del Guerrero” expone la contradicción masculina entre la fortaleza exterior y la fragilidad interior. La pintura se convierte en un espejo de lo que significa resistir, sostenerse en pie pese al caos, y encontrar en la herida no una derrota, sino una verdad.
En el marco de la exposición, esta pieza encarna el dilema de la identidad masculina contemporánea: un ser que carga con el peso de la dureza, pero que en el fondo busca liberarse a través de la aceptación del dolor como parte de su humanidad.